Decidir vender una propiedad tiene que tener un para qué. Un objetivo.
“Vendo mi propiedad para: ….”:
- Irme a vivir a otro país.
- Mudarme a una más grande.
- Mudarme a una más chica.
- Pagar deudas.
- Que cada heredero obtenga su parte.
- Entre otras..
Si el para qué no está claro, es difuso o no tiene sentido… mi recomendación es que no vendas. Es decir que si no necesitás vender, no lo hagas.
Este año me contactó una pareja que quería comprar una casa y tenía que vender la suya (de hecho, tenía un potencial comprador). Al buscar el para qué, estaba difuso. Los ayudé a entender las diferentes alternativas y caminos posibles. Decidieron no vender. Hoy los volví a ver y estaban muy agradecidos por mi ayuda. Por mi parte, me pone muy contento que hayan tomado esa decisión, aunque no haya ganado dinero ya que no hubo transacción.