Fue excelente. Me pude apoyar en mucha gente valiosa. Personas con ganas de ayudar de manera desinteresada. Sea que tuvieran mucho, poca o algo de experiencia. Y empecé a entender cómo funcionaba el mercado inmobiliario en Buenos Aires. La dinámica claramente es distinta. Más formal y dinámica que en La Cumbre, Córdoba (donde había trabajado).
Aprendí a lidiar con situaciones que no se me habían presentado. En las operaciones inmobiliarias suelen y pueden haber diferentes actores. Todos trabajando para concluir en la escritura de la propiedad. Hay gente que a veces no pone todo de sí para que ocurra. Y ahí empiezan los problemas. Aprendí a tener paciencia y a llevar esas situaciones. De todas maneras, tengo en claro que hay gente que trabaja mal. Eso también lo aprendí, y mi intención y deseo es estar lejos de esas personas.
En un año y medio más que positivo me allanó el camino a ir por el siguiente paso. A crear mi propio negocio inmobiliario a través de una marca simple como es Miguel Duffy, corredor inmobiliario. Con el objetivo que el próximo año y medio será varias veces mejor del que pasó.
