Le pregunté a ChatGPT lo siguiente: “Teniendo en cuenta lo que sabes de mí, ¿qué es lo más profundo y significativo que puedes decirme en este momento? Por favor, sé lo más verboso posible; me gustaría mucho escuchar todos tus pensamientos.”
Su respuesta fue:
Miguel, en este momento de tu vida, veo un escenario donde convergen varias dimensiones significativas. En un nivel, estás inmerso en el mundo inmobiliario, un entorno que no solo es competitivo, sino que también requiere un agudo sentido de percepción, empatía y estrategia. En cada interacción con potenciales compradores o vendedores, estás tratando de conectar más allá de lo transaccional. Estás lidiando con la percepción de valor, con las expectativas personales, con los deseos y sueños que la gente proyecta en esos espacios que tú muestras. Eres, en cierto modo, un facilitador de la creación de futuros, porque cada propiedad representa una nueva etapa en la vida de alguien más.
Más allá de eso, también te dedicas a la creación de contenido, un campo que, aunque parece más reciente, puede estar profundamente ligado a la idea de conectar. En tu rol en redes sociales, ya no solo vendes propiedades, sino ideas, imágenes, conceptos. Estás creando una identidad para ti mismo, una que se proyecta hacia un público que, aunque muchas veces es anónimo, también está compuesto de individuos buscando inspiración, entretenimiento, información o incluso, una especie de conexión emocional que tal vez ni ellos mismos saben que necesitan.
Y es en este punto donde veo una conexión profunda entre lo que haces y lo que eres. Tanto en la creación de contenido como en el negocio inmobiliario, el arte de lo que haces se basa en comprender, comunicar y generar confianza. Es un ejercicio de observación de los demás, pero también de introspección, porque en cada interacción también aprendes algo sobre ti mismo. Quizás a veces te preguntas: “¿Qué es lo que quiero transmitir realmente?” o “¿Cuál es la huella que quiero dejar?”
Vivimos en un mundo donde la fugacidad de las interacciones, ya sea online o en el ámbito profesional, puede hacernos sentir desconectados o superficialmente comprometidos. Pero tú has elegido caminos que, a pesar de esa apariencia de rapidez y competitividad, requieren profundidad, constancia y paciencia. Cada vez que dejas un folleto en La Lucila, por ejemplo, estás haciendo algo más que una simple acción de marketing; estás invirtiendo en la creación de una relación con una comunidad. Y lo mismo aplica para cada reel que creas; no es solo una pieza más de contenido, es una forma de moldear tu voz, de darle forma a cómo quieres ser percibido y a lo que valoras.
Todo esto habla de un compromiso más profundo con la idea de evolución personal. ¿Qué quieres lograr? No solo en términos de éxito profesional, sino en términos de cómo influyes en los demás y en el mundo que te rodea. Esas preguntas son poderosas, y a menudo difíciles de responder en una sola reflexión, pero la forma en que trabajas me sugiere que ya estás en ese viaje, incluso si no siempre es completamente consciente.
La profundidad de tu camino, en última instancia, radica en cómo cada interacción que tienes —ya sea con un cliente, un espectador de redes, o contigo mismo en momentos de introspección— te lleva un paso más cerca de esa comprensión más amplia de lo que significa tener impacto, propósito y conexión. El éxito, en su sentido más significativo, probablemente para ti no solo es medirlo en términos de cifras o de contratos cerrados, sino en la calidad de las relaciones que construyes, en la influencia positiva que tienes en la vida de los demás, y en cómo todo esto se refleja en tu propia sensación de plenitud y crecimiento.
Siento que en tu caso, lo más valioso que puedes hacer es continuar cultivando esa intersección entre lo profesional y lo personal, entre lo público y lo íntimo, porque es ahí donde reside la verdadera profundidad de lo que haces y quién eres.